On Monday November 7, 2011 Costa Rica’s Environmental Secretariat (SETENA), via official document 2723-2011, stated it would no longer consider Granjas Atuneras de Golfito SA’s petition to construct a yellow fin tuna aquaculture project, or tuna farm, at the mouth of the Golfo Dulce. SETENA’s decision permanently closes the case on Granjas Atuneras’ (the company responsible for the project) 7 year campaign to bring industrial aquaculture to Costa Rica’s Southern Pacific coast.

Concerned Pavones Fishing Association president William Mata points out the proposed tuna farm location earlier this year (foto: Andy Bystrom)
SETENA’s decision to stop the tuna farms was based on an existing Supreme Court order against the project, the company’s apparent falsification of information in its environmental impact assessment, and the expiration of project permission granted by SETENA in 2004 and in 2008, among other factors.
“So many people worked to stop the tuna farms: Golfo Dulce residents, the Pavones No Tuna Farms Association (ANAGA), the international surfing community, national and international NGOs, attorneys, and many more,” said Andy Bystom, a Pretoma consultant. “On behalf of everyone involved, we’d like to applaud SETENA’s decision to stop this project.”
Approval of the project would have meant the installment of up to 80 circular tuna cages located 1 km off the coast of some of Costa Rica’s most important sea turtle nesting beaches. Tuna aquaculture would have also been a major contributor to biological waste that could have potentially degraded water quality along economically important surfing and ecotourism areas, as well as negatively impacted local fish stocks.
One caveat in the tuna farms episode relates to recent free trade agreements between Costa Rica and China that allow for the commercialization of farm raised tuna. Because of these new economic relationships, more industrial aquaculture projects could be proposed in the near future. “For this reason, it’s imperative we continue to gather information on the importance of maintaining the environmental integrity of our coasts both for the economic development of local communities and for the protection of endangered species,” said Bystrom.
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El pasado lunes 7 de noviembre, la Secretaría Técnica Nacional de Ambiente (SETENA), por medio del documento oficial 2723-2011, archivó la petición de Granjas Atuneras de Golfito S.A. para construir un proyecto de granja atunera de atún aleta amarilla, en la boca del Golfo Dulce. La decisión de SETENA cierra permanentemente el caso de las Granjas Atuneras, 7 años de intentos para traer la acuacultura industrial a la Costa Pacífica de Costa Rica.

El Presidente de la Asociacion de Pescadores de Pavones, William Mata, estudia el mes pasada el sito propuesto para la instalacion de granjas de atun (foto: Andy Bystrom)
La decisión de SETENA para detener las granjas atuneras se basó en una orden de la Corte Suprema de Justicia, por la aparente falsificación de información en su estudio de impacto ambiental y la expiración del permiso para realizar el proyecto otorgado en el 2004 y en el 2008, entre otros factores.
“Mucha gente trabajó para lograr detener las granjas atuneras: vecinos del Golfo Dulce, la Asociación de No a las Granjas Atuneras de Pavones, abogados y muchos más” dijo Andy Bystrom, consultor de Pretoma. “De parte de todos nos gustaría aplaudir la decisión de SETENA de impedir la realización de este proyecto.”
La aprobación del proyecto hubiera repercutido en la instalación de jaulas circulares localizadas a tan solo 1 km de una de las playas para la anidación de tortugas marinas en la zona sur. Además, la acuacultura de atún hubiera sido una gran fuente de desechos biológicos y potencialmente podría haber degradado la calidad del agua y áreas económicamente importantes para el surfing y el ecoturismo, así como en la afectación de poblaciones de peces locales.
Una advertencia en el episodio de las granjas atuneras se relaciona al reciente acuerdo de libre comercio entre Costa Rica y China el cual permite la comercialización de atún engordado en granjas de atún. Debido a esta nueva relación económica, más proyectos de acuacultura industrial se podrían proponer en un futuro cercano. “Por esta razón, es imperativo que continuemos colectando información sobre la importancia de mantener la integridad ambiental de nuestras costas tanto par el desarrollo económico de las comunidades locales como la protección de especies amenazadas”, dijo Bystrom.